jueves, 31 de enero de 2013

El Diablito

Después de la fatídica visita al Budapest de Bellas Artes, deambulamos en la ciudad en busca de un lugar bbb para rematar la tarde noche. Eran alrededor de las 9 y el bar Don Rodrigo estaba como siempre llenísimo.

Es por ello que partimos al Diablito, ubicado en Merced entre José Miguel de la Barra y Lastarria.

Este si es un BAR, y dentro de los locales que se pueden encontrar por el sector en el más económico y quizás el menos "refinado". Pero muchas veces uno no busca un lugar refinado y comida de autor, si no simplemente un lugar agradable, bien atendido, donde poder empinar el codo con los amigos y comerse una cosita poca.

 De la zona céntrica, este Bar es por lejos mi favorito. Las piscolas de Alto del Carmen a $2600, lucen así antes de la bebida:



Además, aunque varía dependiendo de la mano, las micheladas vienen con todo y cuentan con una amplia gama de cervezas.

En esta ocasión, además de las piscola y micheladas, pedimos unas cervezas Holsten muy buenas que costaban $2800 las latas de medio litro.

Para picar, aparte de las infaltables papas fritas, pedimos una tabla de jamón serrano, que además del fiambre en cuestión, traía 4 quesos distintos, aceitunas y pepinillos. En general, no me gusta mucho pedir tablas por que siempre suelen ser muy caras en relación a lo que incluyen, sin embargo esta por $5.300 me pareció bastante atractiva.

Respecto al lugar, es un poco oscuro y encerrado, por lo que si eres claustrofóbico puede que este no sea el lugar para ti. Además el local está decorado con chucherías de todo tipo, lo cual entretiene bastante cuando te abandonan para ir al baño o si tu amigo es como mi amigo G que no deja tranquilo su celular.

Link: www.eldiablito.cl/


BUDAPEST (Bellas Artes)

El día jueves de la semana pasada hacía un calor del terror y mientras terminaba la jornada laboral solo podía pensar en una sola cosa: Cerveza.

A fin de variar un poco el panorama, se me ocurrió que sería ideal ir a alguno de los bares de cerveza artesanal que solía frecuentar en la adolescencia y fue así como termine en este local que vende cerveza artesanal DIE M, a algunas cuadras de mi lugar de trabajo.

El lugar se encuentra ubicado en Santo Domingo, un poquito después de mosqueto, frente al caballo de botero. Es una casa naranja preciosa y el lugar está decorado como bar de cerveza artesanal, es decir, de forma muy acogedora.

Cuando llegué, un amigo ya me esperaba ahí disfrutando una michelada. Michelear la cerveza costaba $700 pesos,  caro en comparación a cualquier otro lugar que haya visitado y en relación a lo que cuesta el shop de medio litro ($1800)

El local a esa hora estaba casi vacío, sin embargo costó mucho que alguién me atendiera. Cuando por fin vino alguien a atenderme, estuvo como 3 minutos dando vueltas en que esto era un restaurant y que había que comer y bla bla bla, lo cual pretendía hacer de todas formas, pero en ese momento acababa de llegar y moría de calor y sed.  Pedí una cerveza rubia que estaba deliciosa.

Cuando mi amigo pidió su segunda cerveza, pedimos que nos trajeran un queso crema con salsa de soya y sesamo para picar mientras llegaban los demás invitados. No había, tras lo cual pedimos la cerveza y que nos dejaran revisar nuevamente la carta. A los pocos minutos vuelve la mesera señalando que no nos podían traer otra cerveza hasta que comiéramos algo, por lo que pedí los camarones al pil pil, pero tampoco tenían.

En ese momento ya me encontraba algo indignada y con mi amigo finalmente pedimos la hamburguesa de la casa. Al solicitar que viniera partida en dos, la mesera nos dijo que ella la traía y que nosotros la partíamos por que no se podía partir por que bla bla bla bla. Al final la trajo partida en dos, pero la experiencia en el Budapest de Bellas Artes estaba siendo francamente desagradable.

La "Hamburguesa Casera Normandía" era una verguenza. Costaba un poquito más de 4000 pesos, y la carta señalaba que incluía 300 gramos de hamburguesa hecha en casa. Yo recibí dos hamburguesas paty's montadas una sobre la otra. No reclamé por que la verdad es que quería pasarlo bien.

En eso ya habían llegado los otros invitados, quienes pidieron un tártaro. Yo había pensado en pedir el tártaro, pero detesto cuando me traen el tártaro ya hecho, de ese lugar me lo temía y así fue. Ningún brillo, a mi la verdad me molesta a la vista solo ver esa cantidad de carne remolida café. Cuando se acabaron las tostadas pidieron otra porción, lo cual tenía un recargo de 200 pesos....el tártaro costaba alrededor de 5000, no vale la pena.

Lo que si vale mucho la pena, es la cerveza, y el precio es más que conveniente. Lástima que la atención fuera tan mala y que la comida (que estás obligado a consumir para degustar esa deliciosa cerveza) sea tan pésima. Tendré que peregrinar a los locales de La Reina y Ñuñoa, a ver si me dejan una mejor impresión.

Quería comer algo más, pero no pensaba hacerlo de nuevo en ese lugar, por lo que decidimos pagar la cuenta y marcharnos a ver que otras cosas nos ofrecía el barrio.